domingo, 18 de octubre de 2020

A grandes males...

Era torpe. Muy torpe. Terriblemente torpe. No hablo de la ineptitud del manazas que intenta arreglar un grifo y estropea la instalación del gas. No. En ese sentido, la naturaleza le había dotado de una maña envidiable, de un don innato. No se le resistía un enchufe, una humedad rebelde, un mantelito de ganchillo. Pero ay, queridos amigos, las manualidades que, en el fondo, son las que consiguen que una mujer se rinda libidinosa a los pies de su amante... en esas era un desastre. 


Fragmento de A grandes males..., el relato erótico más surrealista y cómico que he escrito. 
Puedes leerlo en este enlace.



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